Una escuela infantil es una escuela de vida, creada y pensada para los niños y niñas que la habitan, hecha de momentos que permitan a éstos SER y ESTAR.

Es un error entenderla como una preparación para niveles educativos superiores, ya que de esa manera le restaríamos el valor que tiene en sí misma, y nos centraríamos siempre en la falta, en lo que está por conseguir. La escuela infantil debemos verla como un lugar donde crecer, crear y vivir.

Por un lado, el crecimiento lo vemos como el aumento de tamaño, claro está, pero también decimos que un niño y una niña están creciendo cuando avanzan en la construcción de su identidad, desde una dependencia total del adulto, hacia una autonomía, hacia la construcción de un YO, una persona diferenciada de las demás, capaces de ir estableciendo relaciones consigo mismo, con sus iguales, con los adultos y con el entorno. Que poco a poco, van aumentando la confianza en sus capacidades, brindándoles la satisfacción suficiente que les empuja a crecer, a querer seguir repitiendo sus acciones por el mero placer que les genera.

Ahora bien, para que esto ocurra debemos proporcionar TIEMPO y CALMA. PAra que cada niño y cada niña pueda ir a su ritmo, confiando en que van a ir adquiriendo logros en su desarrollo.

La escuela se debe entender como un espacio ambiente que hace posible el despliegue del potencial que está presente en cada ser humano.

Las criaturas tiene un deseo innato de acceder y explorar el mundo que les rodea, interaccionar con él, transformarlo de forma creativa, desde la curiosidad y desde el placer y la manera natural que tienen de hacerlo es jugando. El juego es la mayor expresión creadora de los niños y de las niñas.

Una escuela infantil es sobre todo una escuela de vida, creada y pensada para los niños y niñas que la habitan. Darle valor a lo cotidiano, a lo que ocurre en el día a día, es imprescindible para poder elaborar un proyecto educativo coherente, ajustado y adaptado a las características físicas, sociales y culturales de la infancia. Poner el énfasis en los procesos más que en los resultados, va a permitir que cobre importancia todos y cada uno de los momentos y situaciones que en la escuela ocurren, y que nos podamos adaptar a todos y cada uno de los momentos evolutivos en los que se encuentran los niños y niñas.

Dos niños de EMPI construyendo con bloques de madera
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